11.22.2010

Labios rojo putón

Tenía los pies tan fríos que ni los sentía debajo de sus calcetines y sus zapatillas de franela.
Se desnudó, se recogió el pelo con una pinza y se metió en la bañera con agua caliente y sales de baño con olor a rosas, mientras que tarareaba una canción de los Rolling.
Eran las doce y media y en la cocina le esperaba el periódico y una taza de café con leche templada, con una galleta en forma de corazón y el tic-tac del reloj de pared con forma de gato travieso.
Cerró los ojos y, como de costumbre, empezó a pensar en lo que haría aquel día de Noviembre.
Al salir de la ducha, se puso su albornoz color lavanda y dejó caer su pelo como el agua que se desliza en una cascada.
Se puso la ropa para salir entre-diario y fue hacia la cocina.
La cafeína penetró en su organismo fuertemente y, como de costumbre, se puso muy activa. Así que salió de caza.
Muchas como ella prefieren las noches de Sábado en los clubs de alterne, los pub y todos esos sitios dónde es fácil conocer chicos con ganas de sexo fácil, superlativo, y sin ningún compromiso.
La calle hoy no estaba muy animada, y eso que hacía sol y no se divisaba ninguna nube en el cielo.
Emma pisó fuerte y se dirigió hacia El Callejón Fácil, donde se realizaban relaciones sexuales en colchones viejos y mugrientos que la gente había tirado a la basura.
La chica era preciosa. Tenía los muslos firmes y los glúteos muy bien trabajados, y su cara se asemejaba a la de las muñecas de porcelana.
Un hombre pelirrojo y de mirada severa la apuntó con el dedo índice y la invitó a su colchón.
-¿Yo?
-Claro, ¿quién si no?
Emma miró a su al rededor: no había otra chica no-comprometida, sólo quedaba ella.
-Bueno, preciosa, ¿empiezas o no?
El hombre pelirrojo se bajó los pantalones y ella abrió sus enormes ojos todo lo que pudo.
-¿Cómo?
-Venga, pequeña, no pasa nada. Sólo tienes que ponerte de rodillas aquí...
-Ya tengo una edad, disculpe. Y yo he venido en busca del placer personal, no ajeno.
-¿Qué me estás diciendo? ¿Que no me la...?
-No, no lo voy a hacer. Ésto es un callejón para tener placer los dos, y estoy segurísima de que usted cuando termine se subirá los pantalones, se abrochará la bragueta y se irá con una sonrisa de satisfacción. ¿Y yo qué?
-Vamos, niña. No te cuesta nada.
Aquel hombre empezaba a mosquearse, y ella se dio cuenta.
-Mire, señor...No es mi intención molestarle, pero usted tiene manos.
Emma se dio la vuelta y se dispuso a andar, pero el hombre pelirrojo la cogió del hombro y la dio media vuelta.
-¿Qué coño te crees que haces?
-¡Ah, Dios, déjeme en paz!
-No, bonita no. Aquí la que no termina bien su trabajo no tiene vacaciones.
El hombre tenía una pinta verdaderamente asquerosa: ojos marrones pálidos, uñas mordidas y llenas de mugre, ropa que olía fatal y unos dientes naranjas que daban ganas de vomitarle en la cara.
-Pero, pero, ¡pero déjeme! En serio se lo digo, ¿eh? ¡Tengo amigas! ¡Amigas que frecuentan aquí! En cualquier momento vendrán y le escupirán en su asquerosa cara, ¿me ha oído?


Lo que no sabía Emma era que sus amigas, tenían otros problemas que arreglar.






Preguntas, curiosidades, críticas: Formspring

11.20.2010

Sensaciones con "S" de Suicidio.

Respiras hondo. Sientes cómo el aire helado se te clava en los pulmones como cuchillas recién afiladas.
Intentas mover los dedos, notas cómo se te parten los huesos junto con las ilusiones y se te rompe por completo la sonrisa, la alegría y se te nubla el alma.
Oyes cómo te rechinan los dientes por la rabia, el dolor y la desesperación.
Te duele pestañear, te escuece el iris y te arden las pupilas.
Sientes tus piernas con menos fuerza, ausentes. Con la sensación de querer salir corriendo hasta morir del cansancio… Pero es imposible. Estás ahí, parada. Todo oscuro. 
Pero, de repente, aquella luz. La miras. Te ciega y cierras los ojos para no ver ese tren que diez segundos después, destruirá tu vida, sin dejar nada más.
Y gritas. Es tu último grito. ¡Te sientes más viva que nunca!
Y es lo último que haces… Gritar el nombre del hombre que te sacó el corazón del pecho, para alejarse sin decir nada…
Mal ladrón.




Éste texto pertenece a mi Fotolog anterior a éste Blog.

Despertarse sin ti

Las 7:30 a.m. Una cama medio vacía. Sueños rotos en una almohada aún húmeda por las lágrimas de la noche anterior. Llantos de éste pobre corazón hecho añicos.
Tú, preciosa como siempre en mi recuerdo, como una diosa que daba la vida cada mañana al despertar.
¿Por qué te marchaste? ¿Qué hice mal? Sólo necesito una respuesta, una carta, una última llamada con sabor a despedida, algo.
Llevo varios días agonizando, a base de pastillas para conciliar el sueño con la esperanza de que tu cara se borre de la memoria al menos unas horas.
Fuiste y serás imposible.
Fuiste imposible de no amar. Eres perfecta, Julia. Tu piel es parecida a la de Blancanieves y tus ojos tienen el color gris de la Luna llena cuando se enamora de alguna estrella que pase por su lado.
Serás imposible de olvidar. Tu recuerdo es como el sabor de un limón recién chupado. Como aquella primera caída en el tobogán. Como aquel primer beso, primer amor verdadero, la pérdida de la virginidad.
Y dime, princesa, ¿tú me querías?, ¿me quisiste alguna mañana de esas en las que te desperté con besos en la espalda, tostadas y café?
Julia, no sé si lo sabías, pero vivía por ti.
¿Qué me ata ahora a la vida si ya no estás tú?







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La caja que me encierra

Otro puñetazo. Otro rasguño en este pobre corazón.
Tú me dijiste que me querías, cuando todo estaba bien, cuando al mirarme se encendía ese fuego apasionado en tus ojos que me robaba el aliento.
Recuerdo los momentos felices juntos. En todos esos parques, heladerías, cuando fuimos de vacaciones a la playa, cuando me regalaste por mi cumpleaños esos billetes a Londres, cuando me juraste amor eterno bajo la lluvia… Y, en aquel restaurante tan caro, te arrodillaste como si fueses mi siervo, y la frase “Cásate conmigo” salió de tus preciosos labios como la canción más romántica de la historia. Me tendiste la mano que guardaba esa cajita que me arroyó de felicidad, y ahora me mata por dentro… y por fuera.
Como puedes comprobar, cada tirita de mi alma me resta días de vida, alegrías…
Acuérdate de que tú eras aquel que me sacaste de aquel capullo de oruga, para convertirme en mariposa…Claro que las mariposas sólo viven de cuatro a seis semanas… Y eso es lo que hice.
Morí, mi amor. Morí en tus brazos. Morí mirándote a los ojos débilmente. Morí con la rabia y el asco que me provocabas cada vez que me escupías en la cara y me empujabas contra el mueble de la habitación.
Contento, ¿verdad? Claro, un problema menos. Un número más.
Búscate a otra que te ame, hazle la metamorfosis y luego asesínala con tus palabras y tus manos.
Sólo soy un día más en tu asquerosa vida.
¿Y sabes qué? ¿Sabes qué? Nunca, en mi vida he dicho esto, pero lo diré por fín:
Ojalá te torturen como tú me has torturado a mí.






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Cosquillas en las orillas de los labios

Turbulencias en mi corazón. 
Extraños sentimientos recorriendo por mis venas y delgados rayos de Sol cegándome con los ojos cerrados.
Tus labios, mis labios. Una conexión perfectísima, encajamiento precioso entre tus curvas y las mías. 
Todas mis terminaciones nerviosas dejan de funcionar.
La sangre deja de regar mi cerebro.
Me siento como las olas del mar se sienten al morir en las rocas. Muriendo en tus labios.
Sabes que me dejo hacer siempre, que eres tú el que me da el ritmo del vaivén en esta marea de amor.
Llévame hasta la otra punta del mundo con este beso, por favor.
Nunca dejes de hacerlo, prométemelo.
Ni en sueños ¿está claro?
Adoro esas cosquillas en las orillas de los labios, esos guiños con la boca sabor menta, ese suspiro final con el que me recoges en tus brazos para dormirme como a un bebé, con esa nana de fondo que es tu respiración.
Mil gracias por dejarme caer en el coma de tu amor, por contagiarme el virus del quererte, por asfixiarme con tus locuras y reventarme los tímpanos con tus “te quiero”
Te juro que en mi vida hubiese pensado cómo moriría…de amor.






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11.19.2010

El día que empezó todo



Como el hielo, como la niebla, como la lluvia ácida. Así era Dimitri, áspero y mohíno.
Sus ojos eran de color aguamiel y sus labios eran pálidos y pequeños.
Micòl era una pequeña que vivía por él, respiraba por él y juró que moriría por él.
Se enamoró de él aquella mañana del día 5 de Noviembre de 1976.
La calle aún dormía, pero a ella le gustaba madrugar y prepararse esas tostadas con mantequilla y mermelada de albaricoque que tanto la enloquecían (más que él).
Salió media hora más tarde con su chubasquero verde pistacho y sus botas de agua azul marino.
Hoy en el colegio, los chicos del instituto irían a visitar a los antiguos profesores “por los viejos tiempos”, decían.
Al entrar a clase de matemáticas, Micòl vio a sus compañeros sentados todos en sus respectivos pupitres, pero estaban también tres intrusos del instituto: uno alto con gafas, uno rubio un poco (demasiado) feo, y un moreno con ojos aguamiel que jugueteaba con algo que tenía entre las manos.
-Buenos días, señorita…
-Petit. Micòl Petit.
-Bueno, sí, señorita Petit… Siéntese, ande, que estamos perdiendo mucho tiempo.
Micòl obedeció a la profesora y la clase siguió su curso. Hoy la maestra se mostraba más severa, para que los chicos del instituto siguieran teniéndola respeto (o eso creía Micòl).
A sus trece años de edad, ella siempre se mostraba muy madura con todo tipo de opiniones, pero en el amor, era la persona más ingenua del mundo.
Al tocar el timbre, Micòl fue la más lenta en recoger, arrastrar sus silla y levantarse para coger su mochila y salir del aula, directa a la siguiente clase.  Pero antes, el chico que jugueteaba con algo entre las manos, la agarró por el hombro y la dijo:
-Perdona, ¿esto es tuyo?
El chico moreno le enseñó a Micòl una pelota azul marino a juego con sus botas de agua que tenían inscritas las letras de su apellido.
-¡Oh, sí! ¿Me la dejé aquí? Buf, ¡qué cabeza! Muchísimas gracias.
Ella le dedicó una sonrisa. Él la miró fijamente, como si quisiera explorarla por dentro. Cuando la escudriñó por dentro y se sintió satisfecho con aquello que había encontrado, le respondió con otra sonrisa.
Esa sonrisa, hizo que la vida de Micòl cambiase por completo. Durante mucho tiempo.

Cambio a Blogger


¡Hola a tod@s! Venía a inaugurar mi nuevo blog cometasenelmar.
Las explicaciones del por qué cambiarme a blogspot están explicadas aquí
Pasaré mis textos del Fotolog aquí, porque lo borraré.
Aquí podéis comentar en anónimo y todo tipo de usuarios, hasta los que no tienen cuenta en Blogger.
Un saludito, ¡sed felices! :)