11.19.2010

El día que empezó todo



Como el hielo, como la niebla, como la lluvia ácida. Así era Dimitri, áspero y mohíno.
Sus ojos eran de color aguamiel y sus labios eran pálidos y pequeños.
Micòl era una pequeña que vivía por él, respiraba por él y juró que moriría por él.
Se enamoró de él aquella mañana del día 5 de Noviembre de 1976.
La calle aún dormía, pero a ella le gustaba madrugar y prepararse esas tostadas con mantequilla y mermelada de albaricoque que tanto la enloquecían (más que él).
Salió media hora más tarde con su chubasquero verde pistacho y sus botas de agua azul marino.
Hoy en el colegio, los chicos del instituto irían a visitar a los antiguos profesores “por los viejos tiempos”, decían.
Al entrar a clase de matemáticas, Micòl vio a sus compañeros sentados todos en sus respectivos pupitres, pero estaban también tres intrusos del instituto: uno alto con gafas, uno rubio un poco (demasiado) feo, y un moreno con ojos aguamiel que jugueteaba con algo que tenía entre las manos.
-Buenos días, señorita…
-Petit. Micòl Petit.
-Bueno, sí, señorita Petit… Siéntese, ande, que estamos perdiendo mucho tiempo.
Micòl obedeció a la profesora y la clase siguió su curso. Hoy la maestra se mostraba más severa, para que los chicos del instituto siguieran teniéndola respeto (o eso creía Micòl).
A sus trece años de edad, ella siempre se mostraba muy madura con todo tipo de opiniones, pero en el amor, era la persona más ingenua del mundo.
Al tocar el timbre, Micòl fue la más lenta en recoger, arrastrar sus silla y levantarse para coger su mochila y salir del aula, directa a la siguiente clase.  Pero antes, el chico que jugueteaba con algo entre las manos, la agarró por el hombro y la dijo:
-Perdona, ¿esto es tuyo?
El chico moreno le enseñó a Micòl una pelota azul marino a juego con sus botas de agua que tenían inscritas las letras de su apellido.
-¡Oh, sí! ¿Me la dejé aquí? Buf, ¡qué cabeza! Muchísimas gracias.
Ella le dedicó una sonrisa. Él la miró fijamente, como si quisiera explorarla por dentro. Cuando la escudriñó por dentro y se sintió satisfecho con aquello que había encontrado, le respondió con otra sonrisa.
Esa sonrisa, hizo que la vida de Micòl cambiase por completo. Durante mucho tiempo.

3 comentarios:

  1. Buuuuuuuueno pues ya sabes que me encanta como escribes y que nada que te seguiré que remedio...e_e
    telooof

    Soy kimy, que no me acuerdo de mi cuenta gooogle
    xd

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  2. Hey,esta me gusta especialmente.A ver si la continuas princesa^^

    Pd.Te haces una idea de quien soy,espero xD

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